Escrito por Agencia Paco Urondo
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Domingo, 29 de Enero de 2023 11:04 |
Por Victoria PalaciosEstela Zanlungo nació en Lomas de Zamora, Pcia. de Buenos Aires. Es poeta, docente y Técnica Superior en Coreografía e Interpretación de Tango (EDTA Lomas de Zamora).
Ha publicado: Soñar con agua (Del Dock, 2014). Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes, República Argentina, 2012; Los días del Buitre (La mariposa y la iguana, 2018), declarado de interés municipal en Lomas de Zamora, Argentina, 2018; Los hijos de la jauría (Vuelta a casa, 2020), declarado de interés municipal en Lomas de Zamora, Argentina, 2021; Gerli (Lago Editora, 2021); Casa de buey (El Andamio Ediciones, 2022). Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes 2021. Formó parte de las Antologías 2008/2009 y 2010/2011 de la Clínica de Poesía de la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Coordina clínicas y talleres de escritura literaria. Agencia Paco Urondo conversó con ella sobre su libro más reciente. Agencia Paco Urondo: Casa de buey parece remitir a una constelación diferente dentro de tu poética, a una necesidad del pensamiento de indagar en el tótem personal, la piedra bruta de la mirada poética para llegar al hueso… Estela Zanlungo: Yo creo que Casa de buey retoma, aunque desde otro lugar, una temática relacionada con lo doméstico, incluso lo íntimo de Soñar con agua, mi primer poemario, después de un trayecto de otros tres libros centrados en una idea más cercana al mundo exterior, al nosotros. El buey se ha adueñado de la casa: ese animal lento, al que le gusta holgazanear y al que le cuesta ponerse de pie, cuando quiere toma envión y arremete sin prever los daños. Bien se lame, dice el refrán, y yo me río un poco de mí misma porque aquí no hay con quien partir el pan y como buey que soy también me lamo las heridas para curar lo que ha dolido. Porque el buey y yo nos parecemos tanto que a veces somos la casa misma, otras el ojo que ve cómo nos desdoblamos, cómo me voy y lo dejo rumiando su molicie de animal pesadísimo, me voy y lo abandono a su suerte de perpetuo solitario, pero es él, no yo, entonces que se arregle, me desentiendo por un rato del destino que nos obliga a tolerarnos. La casa, la casa del buey, es el lugar alrededor de la selva del jardín que le hace de marco, que le sirve de referencia. Ahí es donde ocurre la vida, en el subsuelo de los caracoles y las hormigas, ahí se riega, se poda y se ve crecer la carne de los tallos en la única porción de resolana que permite el invierno. La casa del título, entonces, no es en sí misma más que un pasaje para llegar al lugar donde vivir vale la pena. APU: ¿Cómo se vincula Casa de buey con tus libros anteriores?. Pensaba en la musicalidad y relación de sus nombres: Los días del buitre, Los hijos de la jauría, Casa de buey… E. Z.: En ocasiones me sorprendo al ver el modo en que se relacionan los poemas de mis libros, dado que aunque cada corpus tiene su propio universo bien diferenciado de los otros, de algún modo subterráneo que yo no manejo, los poemas guardan un vínculo entre sí, independientemente de la materia que se esté abordando. Como ya mencioné, éste es un libro compatible, desde la temática, con el primero, Soñar con agua, pero si me detengo a pensar - en poesía el cómo es tan central como el qué - hay aquí un tono, un ritmo, y hasta una manera de ver el mundo más cercano a Los días del buitre y Los hijos de la jauría, ambos muy ligados a problemáticas sociales. Desde lo temático, encuentro que Gerli, su antecesor, es el que menos se le parece. No deja de sorprenderme, en este sentido, lo que no puede ser manejado de manera consciente al escribir, una especie de red de la que no se tiene registro, no al menos en el momento de la producción de los textos. Ahora, con los libros en papel, encuentro esos vínculos que antes se me habían pasado por alto y eso me alegra, porque está claro que la materia de la poesía escapa a mi control, o dicho de otro modo, sigue su propio deseo. APU: Este libro tuvo una mención en el Fondo Nacional de las Artes, ¿cómo impactó ese reconocimiento en tu trayectoria profesional? E.Z.: Con Casa de buey, es la segunda vez que un libro de mi autoría recibe un reconocimiento del Fondo. En 2012, cuando no participaba en encuentros ni tenía vínculos con otros poetas, alguien me alertó a través de una red social que Soñar con agua había obtenido el primer premio. El jurado estuvo compuesto por Arturo Carrera, Tamara Kamenszain y Damián Ríos, y durante algunos días temí que en cualquier momento me llamaran para disculparse por una equivocación al publicarlo. En 2021, con Casa de buey y habiendo revisado los libros anteriores con poetas de la talla de Lukin, Masin y Cabuchi, me decidí a enviar el original sin red, sin un ojo que validara, y de nuevo la sorpresa con esta mención honorífica, aunque ya no me atormentó la idea de un error.En fin, me dije, debe haber algo en esta letra, o es mucha coincidencia. Además, quiero destacar que el Municipio de Lomas de Zamora, donde nací y resido actualmente, le ha prestado especial atención a mi obra de varias maneras: por un lado me facilitó las instalaciones municipales cada vez que lo solicité para presentar los libros y por otra parte, el Consejo Deliberante declaró de interés municipal Los días del buitre (en 2019) y Los hijos de la jauría (en 2021) y acaba de hacer lo propio en diciembre 2022 con mi participación en el Encuentro Internacional de Poetas de Zamora (México). Es una buena señal que el estado lomense apoye y fomente la actividad cultural de sus artistas. APU: ¿El año pasado participaste de este Encuentro Internacional de Poetas de Zamora?,¿qué intercambios sociales, culturales y simbólicos te gustaría destacar de esta experiencia? E.Z.: Sí, en 2022 se concretó mi participación en el 26 Encuentro Internacional de Poetas de Zamora, Michoacán, México, ya que estuve invitada en 2020 pero de manera virtual debido la pandemia. Fue (es, sigue siendo), una experiencia muy fuerte desde la poesía, desde lo humano del contacto con la gente en las plazas de Zamora, que se dio cita en las calles para escuchar a los que habíamos llegado de lejos. En una de esas plazas presenté Gerli, que para entonces era mi último libro publicado, delante de personas de todas las edades, gente del pueblo, no particularmente vinculados con la literatura. Eso me traje, la sensación de que la poesía en las calles es posible, y una pila de amigos de toda América Latina y algunos de Europa con los que seguimos compartiendo la pasión por la letra. APU: ¿Cómo se relaciona tu actividad como bailarina de tango con tu poesía? E.Z.: En relación a mi contacto con la danza, el tango específicamente, sin duda alguna, el oído manda. Recuerdo que en la presentación de uno de mis libros, creo que fue Los hijos de la jauría, un amigo de muchos años de la milonga dijo: es que ella escribe como baila. Yo me atrevería a decir que hay algo en común en mí entre la manera de pisar y la de ir armando el poema: es sin la cabeza. Hay quien me pregunta si no se viene una escritura que incluya al tango. Yo trato de explicar que no escribo acerca de lo que quiero. Veremos si aparece. El contraste Mantener la humedad del jardín en la mañana encendida de enero asegura una tregua de cara al resto de los planes del mundo. A veces el azar interrumpe el desorden de la tierra en contacto con el agua: una sirena pone nerviosos a los perros, crece la voz de alarma detrás de cada reja como en un dominó. Aquí, mientras se incendia el mediodía, doblamos el esfuerzo para inclinar el eje del planeta en un ángulo recto a partir del declive natural de la casa. Por suerte, el buey sabe tirar como una yunta de animales de fuerza, y con viento a favor volverá el equilibrio del caos en el caos: antes que den las doce repondremos el nombre natural de las cosas.
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