Por Manuela Bares Peralta, Agustín Mina, Diego MonetaAPU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Pablo Semán. El sociólogo y antropólogo reflexionó sobre la situación política del país de cara a las próximas elecciones.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo ve la realidad actual? Pablo Semán: Me parece que hay preguntas. ¿Qué posibilidades tiene Sergio Massa de convocar a un electorado más amplio que el que presumía el kirchnerismo que iba a tener por sí solo? ¿Cuál es el rumbo económico del tiempo que le queda a este gobierno, que parece ser decisivo en su transcurrir electoral? No es lo mismo que tenga que devaluar el 15 de agosto a que se postergue y eso entre a estar digerido en una complexión política más fuerte, no sólo del gobierno sino del país. Otra pregunta que yo me haría: ¿Hasta dónde es verdad, que creo que puede serlo, que la oposición está apostando a que estalle todo antes? ¿Cuánto tendrán para jugarse en esa apuesta y qué respuestas hay de otros actores, más bien internacionales, frente a ese juego que no es la primera vez que se hace? ¿Cómo se puede pensar que al oficialismo le puede ir bien no sólo con los niveles de inflación, que se podrían amortiguar con alguna baja, sino frente a un panorama de encuestas que sistemáticamente, desde hace ocho años y más también, viene dando a favor en su mayoría de cosas que están a la derecha del gobierno, cada vez más de forma radicalizada? El contrato electoral de Alberto no decía que era el segundo mandato de Cristina. Desde hace cuatro años las opciones son Patricia Bullrich, a la derecha de ella y a un milímetro imaginario a su izquierda. Además, ¿qué va a pasar con ese 40% que lo votó a Mauricio Macri en la peor de las peores? APU: ¿Qué otras preguntas se hace? PS: Son preguntas que creo que hay que hacerse para mirar la realidad político-electoral del futuro. Me haría otras, y también las haría yo. ¿Por qué hay una generación en la que todos somos montoneros imaginarios y tiene hipótesis políticas tan parlamentaristas? Listas, roscas, peronismo de verdad, resistir con un bloque en el congreso. Todas esas cosas son de un parlamentarismo que ni un socialdemócrata de ultraderecha hubiera imaginado como posible, en nombre de una política transformadora y revolucionaria. ¿Cuál va a ser el cambio político del actual oficialismo, y probablemente futura oposición, para incidir en algo en los próximos años? ¿Habrá un cambio de régimen político? No me refiero a la constitución sino del repertorio de acciones políticas de los actores institucionalizados, como la justicia, la seguridad, los partidos políticos. Después todos somos revolucionarios queriendo todas las reivindicaciones todas juntas, todos los derechos de todos los géneros posibles. APU: Usted ha escrito sobre Javier Milei y, más allá de su fenómeno y de si se desinfla o no en términos electorales, sobre la composición de ese voto. PS: En primer lugar, me parece que Milei entró en baja, pero no estamos totalmente seguros de cuánto. Segundo, era una opción política. Su baja deja en descubierto quizás a algunos que no van a ir a votar. De la misma manera, estoy empezando a ver gente que no va a ir a votar por izquierda, que no entendería pero lo empiezo a hacer. Jóvenes que absorbieron el pliego de reivindicaciones de los últimos veinte años, que tienen vidas de acuerdo a esa expectativa, y que se van a olvidar de ir a votar porque ninguna de las candidaturas les significa nada, por más que pertenezcan a un universo cultural más o menos de izquierda o lo hecho por lo nacional popular democrático en los últimos veinte años, en tanto que fue bueno para ellos. Ahora, hay otra parte que masificó la candidatura de Milei. En el núcleo inicial había, si les sienta cómodo decirlo, jóvenes virgos, nazis y asesinos. Pero después no se compone sólo de eso. Es la gente que vota a Bullrich, que tiene una posición bisagra entre la derecha mainstream y la alternativa. Recoge de ambos y ahí hay un bloque muy fuerte. Creo que ahí sí hay representación política, con la que no estamos de acuerdo ni con el programa. Representa pero no con la intensidad, expectativa y esperanza que tuvieron otras propuestas políticas argentinas, sin importar el signo. Bullrich no desencadena la esperanza de Menem o Alfonsín. Hay un debilitamiento de la representación política, además de que hubo un dislocamiento de las expectativas, las bases y los contratos electorales que pueden autorizar los electores. APU: ¿Por qué cree, más allá de que todavía no es una certeza, que Milei está en baja? PS: Había una cuestión que se decía mucho que era que Milei no tiene estructura. De la misma manera que lo dijeron de Macri y perdieron. Creo que no tenía, pero podía llegar a tenerla, porque si vos tenes la posibilidad de ganar una elección esa estructura la vas a tener. Lo que pasó fue que Milei, tan loco y falto de pericia, no pudo siquiera aprovechar la ola a su favor para generarla. No era imposible que lo hiciera y se rodeó de Carlos Kikuchi, hijo de Malú, periodista como si fuera el alter ego de Clara Mariño, que era la productora de Bernardo Neustadt. Una señora de ultraderecha con pinta de institutriz. Éste es un lumpen-heredero. En vez de confiarse a un operador político, lo pone a Kikuchi que es realmente un lumpen de derecha. Con eso no podes armar la estructura que tenías la posibilidad. Eso diluyó sus posibilidades políticas y su perfil como candidato, pero no necesariamente desacreditó lo que había construido como idea política y su efecto principal en el sistema político, que era correr todo a la derecha y decir lo que muchos pensaban que no se podía. Cuando empezó a caer el régimen político-cultural inaugurado por el menemismo, en los 2000, mucha gente decía que era imposible pensar por fuera de la convertibilidad. Gente que después fue ultra kirchnerista, el propio Kirchner. Se empezó a salir de la convertibilidad y apareció una juventud ansiosa de una nueva historia. Por eso, por ejemplo, Felipe Pigna fue un éxito y Jorge Lanata hizo una historia alternativa del país. La gente iba a la feria del libro a escuchar una revelación sobre la verdad contra la historia oficial. APU: Chau Félix Luna. PS: Bueno, cambiando los cambios que haya que cambiar, hoy asistimos a algo parecido con un signo político diferente y, aunque a muchos no les guste, muchos ansían otra historia oficial. Milei no quiere más tampoco, por eso habla, o Bullrich, de lo que se barrió debajo de la alfombra, de lo que ustedes quieran que se haya barrido. El desprecio que se ha tenido por el tema de seguridad o toda la impostación de Sergio Berni, que sería lo contrario a hablar de sensación. No vamos a cargar todo en los gobiernos. También es cierto que los estados están en una posición de déficit frente a la sociedad. APU: Sin ninguna duda, estamos ante un cambio de época. ¿La figura de Milei puede sobrevivir dos o cuatro años o ese cambio va a estar representado por los partidos tradicionales? PS: Por los partidos tradicionales tal vez. Me parece que Milei va a bajar bastante, pero la candidatura de Bullrich va a absorber todo ese corrimiento, e insisto con la posición bisagra que mencioné. Eso se va a incorporar con toda la fuerza de que es capaz de traer ese electorado al sistema político y con toda la audacia que ella puede tener para transformar repertorios institucionales. No hace falta más que ver Jujuy para darse cuenta por dónde pueden pasar las cosas. No cabe duda de que es un retroceso democrático y no veo que Bullrich no vaya a hacer cosas como esas. Es independiente de Milei. El cambio de época cultural y mental va a tener consecuencias políticas e institucionales. APU: También puede haber un cambio constante porque nadie termina de dar respuestas, entre las elecciones de 2015, en las que gana Macri, 2019 y Alberto Fernández, y un posible distinto expresado por Milei en 2023. PS: Sí, no suscitaría la imagen de un péndulo. Cuando Bolsonaro perdió, algunos decían que no era tan terrible, pero están las consecuencias de su mandato, al igual que con Macri. Lo que parece un péndulo en realidad es un tobogán en términos de parámetros sociales. Ese cambio siempre tiene un corrimiento hacia abajo. Sí uno de los problemas es la posición “disfuncional” del Estado, que no hace pie. Se confronta a flujos de capitales e información que permanentemente lo desbordan. No es que no sirve para nada, no podríamos vivir sin él, lo que no quiere decir que en otras cuestiones y en otra época intervenía generando orden y hoy no lo puede hacer, lo que es un elemento trasversal a todas las situaciones de Occidente. Lo extraordinario es que nos creamos extraordinario. APU: ¿El suceso alrededor de Franco Rinaldi demuestra la existencia de un sector conservador que cuando se vuelve parte del sistema político no sabe cómo lidiar con y resistir los límites? PS: No sé si termina renunciando porque lo que dice es imposible decir y los mecanismos democráticos de Argentina son sanos, por lo que repelen cualquier tipo de tesitura de ese tipo, o si fueron los efectos de la interna bestial opositora. Pienso más bien que fue eso. De todas maneras, creo que perdimos de vista algunas cosas muy importantes. En las críticas a Rinaldi, la visión cuantificada del mundo –clase, género, raza- insistió con que era racista y homofóbico, pero mucho menos pesó que quisiera echarle napalm a las villas. Estoy reclamando una visión histórica que pueda mirar críticamente la visión cuantificada del mundo. La sociedad no funciona como una universidad estadounidense, en la que podes reclamar becas por cuotas, mezclado con un comodín autojustificativo de interseccionalidad. APU: Por otro lado, si Bullrich está más cercana a Milei que al votante histórico del PRO o del radicalismo, ¿se abre un cambio de paradigma en Juntos por el Cambio o tienen la capacidad de zanjar diferencias? PS: Primero, la densidad y la persistencia del caudal electoral de Milei, lo tengo él o Bullrich, es tal que ella no se puede correr de ese carril porque si no se le van esos votos, gracias a los cuales tiene un montón. Estamos gobernados por la imagen de que Larreta tiene menos que Bullrich, no sé si realmente es así, y habría que preguntarse qué pasaría si pierde la interna. Puede ser que vaya a Massa. ¿Cuán grande es la parte de Larreta? En ese caso, no creo que la mitad más grande vaya a parar a Massa, por más que la jugada electoral del kirchnerismo fue una candidatura más amplia que nosotros mismos. Al final, es demasiado tarde para lágrimas. El kirchnerismo se llamó a sí mismo peronista para subirse el precio, parafraseando inversamente al gran Néstor Kirchner. Se subieron el precio pero al mismo tiempo construyeron un peronismo tan chiquito como ellos. En la experiencia de decadencia generalizada de los partidos democráticos populares de Occidente, del cual el peronismo no es una excepción, sí quizás lo sea hacer una jibarización tan grande de un partido democrático nacional y popular, y de esa experiencia habrá que aprender con dolor, como todos los aprendizajes. APU: Más allá de resultados electorales, un cambio de época para la coalición PRO-Radicalismo. PS: El cambio de época es que las tres opciones son más o menos de derecha. Creo que hay otra cosa, más complicada, que son los 40 años de democracia que, en parte, han terminado con programas con un consenso corrido a la derecha y también encuentran una hiperinflación de las superestructuras partidarias. Hay una sociedad política ampliada a base de redes sociales, contratos, que todo el mundo los tiene, no una sola fuerza política, que es realmente uno de los problemas del funcionamiento del Estado. Los políticos creen que el pueblo es el último seguidor y en realidad empieza mucho después. Ese funcionamiento, general de la clase política, conduce a que una parte de la sociedad observe a la Armada y, correctamente, que hay comportamientos de casta. Ahí también hay una necesidad de cambio de paradigma, que no lo propugno y no sé cómo se resuelve, con la crítica muy fuerte a la clase política. Algo de eso hubo en los inicios del menemismo, y yo no soy celebratorio como hay mucha gente que sí. Es más, es una de las pruebas de que, en Argentina, todas las cosas que ocurren en el mundo acá ocurren más exacerbadamente. De los tres grandes países latinoamericanos, el neoliberalismo más desastroso y con menos topes institucionales fue el de Menem.
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