Generando cambio

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Gustavo Córdoba: “Milei es hijo legítimo de los errores de la política argentina” PDF Imprimir Correo
Escrito por Agencia Paco Urondo   
Lunes, 15 de Abril de 2024 21:46

Por Agustín Mina, Diego Moneta, Manuela Bares Peralta

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Gustavo Córdoba, director de Zuban Córdoba & Asociados y especialista en comunicación electoral y gubernamental, quien analizó los primeros meses de gestión de Javier Milei. Agencia Paco Urondo: ¿Qué análisis hace del escenario actual?
Gustavo Córdoba: Está feo, además me parece que hay una tendencia, que me pasa y creo que a muchos también, de que ya estamos un poco cansados de discutir porqué ganó Javier Milei. Está claro que, a todos los motivos que ya conocemos, habría que agregarle un comparativo con el 2001, que fue un momento de quiebre institucional, emocional, político, económico y financiero.
Fue un quiebre absoluto. En aquel momento la sociedad argentina no tenía una cobertura de planes sociales, como si la tenemos ahora. Es una primera diferencia importante. Otra es que había una militancia política anti menemista, anti indulto y anti militar, que ganó mucho protagonismo en las calles y en los medios. No existía internet, no al menos las redes sociales. De aquel clima de época, el kirchnerismo se nutrió en su praxis política.
APU: ¿Hoy cómo se ve eso?
GC: Hoy veo una correlación muy importante con una praxis política de este gobierno que se mete con el clima de opinión anti Estado. Después de la pandemia nos quedó la sensación de que había un Estado que no protegía, no cubrió a la totalidad de la población argentina. Me quedo pensando en el valor de entender lo que nos está pasando para empezar a trabajar hacia adelante y hacia el futuro.
Hay una pérdida de las identidades políticas tradicionales, después de la elección presidencial todo explotó en el aire y quedó polvo. Peronismo, radicalismo, Pro, partidos tradicionales. Haces cualquier encuesta y te van a dar pocos puntos. Estamos ante la evidencia, por primera vez, de un cambio notable en la representación y la identidad política partidaria.
APU: ¿Y La Libertad Avanza?
GC: Ese es otro elemento. La Libertad Avanza no es un partido político, es decir, te ganó un candidato sin partido. Es un elemento de análisis brutal como la época que vivimos. Mario Riorda nos dio un artículo sobre el brutalismo político de Milei, creo que todos tomamos de ahí ahora para explicar algunas cosas.
Hay un nuevo eje político. Los tercios que había previo a la elección presidencial obviamente ya no definen nada. Hoy tenemos dos grandes armados. Uno es el mileismo o, parafraseando a Mauricio Macri, Milei, su hermana y sus redes, y algunos aliados. El resto es una suerte de anti mileismo, que no es orgánico, compacto ni homogéneo. Está más que fragmentado, roto, sin representantes ni liderazgos visibles que uno pueda confiar en que van a armar una propuesta. No tienen denominadores comunes más que ser opuestos a Milei o no ser compartidos por él. Hay un montón de dirigentes que dan vuelta porque quieren integrarse. Ese anti mileismo es hoy una bolsa de gatos que hay que ver si en el futuro no muy lejano empiezan a representar algo.
APU: ¿Cuál es el problema de este nuevo alineamiento en la política argentina?
GC: Hay elecciones el año que viene. En muchos lugares se van a elegir candidatos nacionales y la identidad del voto nacional ya definida entre mileismo y anti mileismo va a generar que, en la mayoría de las provincias donde no haya voto provincial, es decir que no se elija gobernador, intendente, legisladores o concejales, la primacía la va a tener el voto nacional.
Si Milei, dentro de dos octubres, mantiene la baja de la inflación, o en estos niveles que tenemos ahora, y tiene, aunque no sea demasiado suficiente, recuperación económica va a ser una elección dramática para el anti mileismo. Todos los provinciales adelantaron y tomaron refugio previo del quiebre que hubo a nivel nacional. Ahora todo eso lo van a perder en esta elección porque fuerzas provinciales muy fuertes, como por ejemplo la renovación en Misiones, Gustavo Sáenz en Salta o el cordobesismo, que ganan, van a salir terceros probablemente.
APU: ¿A qué se debe?
GC: Hay un brutal cambio de las reglas de juego y la política tradicional se ha quedado en el pasado, en el no entendimiento de lo que estaba sucediendo y con una falta de herramientas para enfrentar a Milei. No saben cómo proceder frente al desafío que supuso la irrupción de Milei en el escenario político argentino.
APU: La gran incógnita es, ante la incomodidad de la oposición, cómo explicar algunas posturas.
GC: Creo que Milei va por el desguace del Estado. Le importa poco el sistema democrático, el Congreso, el impacto en el bolsillo de cada uno de nosotros. Son ecuaciones que en su mirada no no existen. El verdadero proyecto político de Milei lo estamos viendo no en lo que ellos declaman sino en lo que hacen efectivamente.
El mileismo se caracteriza por tener una amplísima actividad digital, tienen muchísima iniciativa política. Después que uno comparto o no los contenidos y la narrativa es otra historia. Están buscando, y lo han hecho y van a insistir en ese camino, algo que lo hizo Barack Obama, Cristina Fernández y Lula en Brasil en un momento determinado, que es gobernar sin intermediación de los medios de comunicación y pelearse de manera directa con los principales medios. Es una comunicación uno a uno, con riesgos obviamente porque los momentos cambian y los contextos también.
APU: ¿Y qué nos dice esa situación?
GC: Este gobierno está dando una sensación de que tiene una batalla contra el tiempo, y es lo que la oposición no entiende. Todo lo que hace Milei y su gobierno, su iniciativa política, esos fierros digitales que son carísimos y que pagamos entre todos, genera distracción, sorpresa y un margen de acción política muy importante. Ahora, nada es para siempre, en algún punto hay que empezar a advertir que el equilibrio entre factor sorpresa y la maniobra va a decaer.
APU: ¿Cuál es ese punto?
GC: El gobierno necesita de manera urgente que todo lo que dice en materia de recuperación económica se de en el menor tiempo posible. No se va a verificar tan rápido, ahí hay un momento de tensión que es el punto que la posición tiene que entender. El Congreso de la Nación, con la representación que la sociedad argentina les asignó la última lección, tiene que empezar a mostrar cosas diferentes.
Mientras el bloque del oficialismo nos da una imagen paupérrima las oposiciones deben buscar articularse en función de nuevos denominadores, diría incluso de menos denominadores comunes, por ejemplo la defensa de la educación y de la universidad pública. Ahí hay un eje muy convocante que, además, tiene un nivel de adhesión que supera el 90%. Ahí puede haber algo de iniciativa política que le permita, de alguna manera, a todo el mundo opositor al gobierno dejar de discutir los motivos de porqué ganó y empezar con cómo se hace para ponerle límites.
APU: ¿Hay cuestiones que le llamaron la atención de estos primeros meses de gobierno?
GC: La rapidez con la que sectores del PRO y de Juntos por el Cambio buscan pertenecer al gobierno. Esa identidad política tan débil que tenían me sorprendió. ¿Cómo no quedarse a defender la identidad política que habían conseguido? Habían sido gobierno, tenían gobernadores y una representación territorial. Hoy, si uno ve eso de los números y la proyección hacia adelante, puede entender porque el protagonismo de algunos dirigentes de esa coalición que quieren pertenecer a La Libertad Avanza. Sienten que lo que tenían antes ya no existe más.
APU: ¿Y en el peronismo?
GC: Me sorprende la falta de reacción, no hay ningún atisbo de autocrítica, por más que en política es algo imposible de encontrar. El peronismo todavía no se ha tomado en serio esta derrota, que le impacta mucho más en lo simbólico que en el poder real de todos los días. En 2021, en la elección intermedia, tuvo un impacto en su identidad simbólica muy fuerte, sobre todo en provincia de Buenos Aires. Hubo un montón de votantes peronistas que les dio lo mismo ir a votar que no, votar al peronismo que a Milei, y muchos lo votaron y muchos se quedaron él.
De hecho, uno ve hoy la composición social del voto y debemos decir que, así como definía que la política tradicional tenía un perfil demasiado adulto céntrico, hoy en el peronismo no hay jóvenes. Los menores de 30 años no tienen ninguna identidad política tradicional. No es sólo el baluarte de Milei, en los varones sacó cerca de 75 puntos. Podemos seguir ignorando o empezar a analizarlo y ver cómo lo resolvemos. ¿Por qué los jóvenes antes nos votaron y ahora no?  ¿Qué pasó que no los entendemos, escuchamos ni representamos? Esa discusión no está en este momento y es pertinente.
APU: ¿Eso se ve en los estudios de opinión pública?
GC: Sí, por ejemplo, en un focus group de menores de 30, en un lugar indeterminado pero en el norte, de votantes en general. Frases como: “Yo tengo un plan, pero nunca leí la letra chica”; “No voy a volver a votar nunca más lo que votan mis viejos”; “Voy a acompañar a Milei aunque fracase”; “El peronismo nació como una muy buena idea, pero mira lo que es ahora”
Es como un evidenciar una ruptura que puede ser subsanada, porque la acción política sirve para eso, pero no la veo vigente en el peronismo. No hay nadie que esté convocando, todo el mundo se está cuidando. Este gobierno ha pasado límites formales democráticos, y no tan informales, y todo el mundo está calladito. Hay atropellos y ataques permanentes a la libertad de prensa. Esto es fascismo y nadie dice nada. Esto forma parte del desafío que le pone Milei a la clase política. O se modernizan y entienden o vamos a tener esto por un largo rato.
APU: Esa falta de convocatoria se nota especialmente en las juventudes.
GC: Por eso me refería con la salida del 2001. Había un clima de opinión muy favorable que lo entendió muy bien Néstor Kirchner. Ahora, el clima de opinión actual lo entendió muy bien Milei. La política tradicional hablaba de los derechos, ¿qué derecho tienen los jóvenes? Ahí hay un punto interesante. Dejemos atrás algunas discusiones, avancemos y veamos que las elecciones intermedias son un escenario muy desafiante. En principio, con los pocos elementos que tenemos hoy, podemos empezar a vislumbrar que va a ser muy parecida a la que tuvo Macri en 2017. Va a ser una ola libertaria, salvo que la oposición se programe trabajar de una manera distinta.
APU: En términos de posibles nuevas fragmentaciones o de generar puentes, ¿en qué escenario ubica la oposición?
GC: Lo ideal sería tender puentes. Ahora, en la realidad, se trabaja con el ego de cada uno de los dirigentes políticos. Ahí está la dificultad, ¿cómo haces para conformar un plafón de fuerza multipartidaria y plural con “yo con vos no me junto” o “con vos disputo el mismo cargo”? Si no hay una entrega personal de los dirigentes políticos a conformar un espacio más importante que la individualidad el escenario el año próximo va a ser catastrófico. Si hay una suerte de altruismo, donde cada uno se despoja un poquito de su ego y concurre a conformar algo un poco más grande, ahí podemos ver un equilibrio de poder. Sería interesante ver estos dos ejes en la política hoy. Creo que lo vamos a ver con mucha más claridad conforme avance el año.
APU: En términos de identidades políticas y posibles resultados electorales, ¿considera que la modificación de reglas electorales puede influir?
GC: No tengo claro lo que van a proponer ahora en términos de reforma. El capítulo electoral lo habían eliminado. Es muy difícil integrar consenso a un año de la elección, en general se trabaja con mucha más anticipación y con mucho más consenso. Con este gobierno esa es una palabra que no se usa. No dialoga, impone. Ese estilo, para este contexto, fíjate el éxito que les da porque si te opones esos casta. No necesitan consensuar.
De hecho, todos los que pensaban que después de mantener ese estilo durante dos años, desde su irrupción hasta la campaña electoral, Milei llegado al gobierno iba a ser otra cosa se equivocan. Aún en el fracaso, porque hay que entender que esto puede salir muy mal, la culpa no la va a tener Milei. La responsabilización del hoy no es íntegra para Milei, hay de los gobiernos anteriores. Hay que ser prudentes, hay que estudiar, profundizar, analizar muy bien.
APU: ¿Eso ocurre con la dirigencia política?
GC: En general, vemos que se apresura y toma posición sin estudiar antes los lugares a donde quiere ir o llegar ni con quiénes. Supone que los lineamientos se van a producir de manera automática y fíjense lo que está sucediendo. No es un fenómeno originario, tenemos elementos como para pensar que no va a desaparecer de la noche a la mañana. Se va a consolidar, va a tener una profundización seguramente y desalojarlos del poder va a costar, como le costó por ejemplo a Lula en Brasil.
No hay que tomárselo a la ligera, hay que dedicarle horas de estudio. Hay que integrar con equipos que sean cada vez más profesionales. Basta de “sobrinity manager”, de subestimar la cuestión digital, de creer que lo que subo en Facebook es lo mismo que a Twitter, Instagram, TikTok y viceversa. Hagamos un cambio ahí de entender, profesionalicemos toda la parte de la comunicación en los partidos políticos tradicionales. ¿Qué van a esperar? ¿Ser cada vez menos?
APU: Salir de la pasividad y de la idea de que el gobierno se va a caer.
GC: Puede pasar. Ahora, si la gente se cansa de esto y mira para un costado para ver qué representación hay y no te ve, va a buscar otra cosa. En el corto plazo las cosas se van a poner pesadas. La crisis económica, el ajuste que se ve a nivel individual, hay que acompañarla en el análisis con la caída vertical en la recaudación de los estados municipales y provinciales, el aumento exponencial por inflación en dólares e inflación en pesos de los costos de brindar servicios, el freno absoluto y el quiebre de la obra pública, que derramaba fundamentalmente en el interior, subas del gas y de luz.
El combo para mayo es dramático y dónde está la dirigencia. Milei es hijo legítimo de los errores de la política argentina y todavía la misma no se hace cargo de haber parido a semejante presidente. A la dirigencia, a la primera línea, pónganse las pilas. Dejen el duelo de la derrota y salgan porque es mucho más lo que tienen para perder que lo que tienen para conservar en este momento.

 
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