Escrito por Agencia Paco Urondo
|
Domingo, 26 de Mayo de 2024 10:50 |
Por Josefina LeivaPara empezar a pensar a Jauretche desde las aulas, para reponer aquí su enorme aporte intelectual y militante, la vigencia de su obra y su compromiso, resulta fundamental acceder por la puerta de entrada del Revisionismo histórico. Aquel movimiento cultural, político e historiográfico que surge en la década del 30, que tendrá diferentes vertientes y que se caracterizó por pensar la realidad nacional desde la Argentina y para la Argentina. Y a partir del revisionismo, hacer foco en el revisionismo histórico Forjista, aquella Fuerza Radical de la Joven Argentina, que imprimió un sello indeleble en la cultura argentina y que tan importante va a ser para la política como transformadora de la vida de millones de trabajadores y trabajadoras.
Los Forjistas realizaron una crítica histórica, cuestionaron a la Argentina semicolonial y a la hegemonía del pensamiento de la oligarquía instalado como sentido común en la sociedad. Propusieron un paradigma antiimperialista y popular, pero sobre todo, fomentaron el pensamiento como la práctica más valiosa del pueblo argentino. Sostuvieron una fuerte valorización de la historia de nuestro país al afirmar que debemos conocer el origen de los problemas de la patria para conocer la esencia de los problemas actuales. Empezar por el Revisionismo, en la conmemoración de la muerte de Jauretche, es una decisión y un posicionamiento pedagógico. Es afirmar que Jauretche fue punta de lanza y a la vez resultado de una sensibilidad y de un pensamiento colectivo, no individual. Jauretche es la muestra de que las pequeñas decisiones de los actores sociales tienen su peso. Y en estos tiempos, que asistimos a un contexto profundamente individualista, destacar que de las crisis históricas se sale en unidad, se piensa entre compañeros y compañeras y se avanza en conjunto, que todos pensamos desde nuestras condiciones materiales y estas son compartidas, que lo personal es político, que los sectores subalternos también tenemos agencia, constituye una buena práctica docente, propia de lo que Jauretche nos lego. Jauretche en nuestras aulas En primer lugar, desde la enseñanza, desde las aulas que habitamos, la figura de Jauretche puede trabajarse desde distintos ejes que es preciso conocer, especialmente en este contexto de constante observación y juzgamiento de nuestras prácticas docentes, acusadas de adoctrinamiento. Se enmarca dentro de los Diseños y Lineamientos Curriculares vigentes. En Nivel Secundario, en asignaturas como Historia orientada, Historia de las ideas en Argentina, Sociedad y Estado y Formacion Etica y Ciudadana. Dentro del Diseño de Nivel Terciario, en el Profesorado de Nivel Primario se trabaja desde Enseñanza de las Ciencias Sociales 3 y desde el Profesorado de Historia, puede enseñarse desde diversas materias como Introducción a la Historia, DDHH Sociedad y Estado, Historia del Pensamiento Social y Económico, Argentina Contemporánea, siendo Teoría e Historia de la Historiografía la principal. En segundo lugar, para ser utilizado como recorte, este contenido debe construirse como problema. En términos de la Escuela de los Annales, la historia como operación cognitiva es selección. Implica construir un problema, una cuestión, un recorte. Compartimos aquí cuatro propuestas que pueden utilizarse para construir ese problema y trabajarlo en el aula, adaptado a cada nivel educativo, grupo y escuela. Jauretche y la historia de un país Jauretche fue una figura histórica que por su longevidad y presencia en la cultura de un país, puede referenciarse con distintos periodos históricos clave de la historia. Al estudiar su biografía, estamos estudiando la vida de la Argentina del siglo XX. Su línea de tiempo es de larga duración: nace en 1901 y muere en 1974. Podemos a través de su persona, partir de la pregunta problematizadora ¿De qué manera fue interpretada la sociedad Argentina por sus contemporáneos? Al construir el recorte Jauretche tenemos la posibilidad de acercarnos a muchos principios explicativos de las Ciencias Sociales, como por ejemplo la tensión entre duración y cambio que se da a lo largo de todo el siglo XX en Argentina: al siglo XIX (la vida de su padre), al comienzo del siglo XX (al proceso de apertura democrática Yrigoyenista), al período 1946-1955 (gobiernos Peronistas), a la proscripción (1955-1973), al surgimiento de las organizaciones armadas de fines de la década del 60 y principios del 70 (a través de la experiencia de su sobrino Ernesto) Jauretche y la construcción colectiva de los procesos históricos La figura de Jauretche nos permite cuestionar el enfoque tradicional de las Ciencias Sociales, la llamada historia oficial, o didáctica de los próceres o de la Gran Nación, que colocaba a ciertos hombres en su singularidad como centro de un panteón de benditos y poseedores de atribuciones y cualidades que los hacían únicos, inalcanzables o héroes. Si bien este enfoque ha cumplido su objetivo en un determinado momento de la historia -la conformación del Estado Nación e inicio del siglo XX- sabemos que este enfoque persiste en ocasiones en el currículum residual alejando a nuestros estudiantes del conocimiento e interés histórico, además de carecer de rigurosidad científica, método y profesionalismo. Porque como sabemos, Jauretche y también los Forjistas, sostenían que las pequeñas decisiones de los actores sociales tienen agencia. La historia no está protagonizada solamente por los grandes hombres, sino que se construye de forma colectiva, con los benditos y también con los malditos. Con los, las y les trabajadores. Con quienes no dejaron registro escrito y con la élite política letrada. Con quienes conducen los procesos políticos de transformación social y con quienes se sienten convocados por ellos. Y para estudiarla debemos tener presente que existen personalidades destacadas, fuera de serie, con una profunda sensibilidad social, pero también que existen flujos de ideas, espíritus de época que van moldeando y construyendo esas subjetividades individuales. En este sentido, es importante recordar que, si bien Jauretche es artífice y a la vez producto de su tiempo, su pensamiento era el de muchos otros hombres y mujeres contemporáneos a él. Sus ideas fueron el resultado de estudios, lecturas, conversaciones, polémicas, debates con otros y otras que lo nutrieron, haciendo de la polémica una práctica y una gimnasia intelectual de la que hoy carecemos. Jauretche y el peronismo Otro recorte significativo para trabajar a Jauretche en las aulas es a partir del rol de los intelectuales y de Jauretche en particular, en uno de los contenidos más importantes del Diseño Curricular de Ciencias Sociales: el Peronismo. La figura de Jauretche nos posibilita enseñar el movimiento peronista y cada una de las medidas que se llevaron a cabo, no como el resultado de un pensamiento monolítico, obra de una sola persona, su conductor, si no que a través de Jauretche enseñamos que el movimiento peronista es el resultado de una creación social, que se inscribe dentro de los Movimientos de liberación nacional surgidos en simultáneo en distintos lugares de Latinoamérica y que la propia conducción de Perón es resultado dialéctico del intercambio y de la escucha atenta de Perón a un grupo de hombres, de intelectuales, que en este caso es Forja, entre los cuales Jauretche se destaca. Cuando enseñamos que FORJA -esta corriente interna del radicalismo integrada por Jauretche, Manzi, luego Scalabrini Ortiz- dice patria, pan y poder al pueblo, dice nacionalización de ferrocarriles, dice los trabajadores tienen agencia y merecen reconocimiento y cuando Peron toma esas iniciativas y las convierte en políticas públicas, estamos enseñando que la historia se construye colectivamente. Cuando enseñamos que Jauretche tuvo profundas críticas al proyecto económico peronista y las hizo públicas asumiendo el costo que ello conllevaba, estamos enseñando la potencialidad de la disidencia. Cuando enseñamos la empatía y a la vez la profunda preocupación que a Jauretche le generaba el surgimiento de las organizaciones armadas de fines de la década del 60, estamos enseñando la multiperspectividad que signo las discusiones de la época. A partir de la construcción de la historia problema que el recorte Jauretche nos posibilita, estamos enseñando las múltiples dimensiones de abordaje del mayor movimiento de transformación social de la historia argentina. Jauretche y el concepto de intelectual orgánico Por último, la cuarta propuesta para trabajar en el aula es el rol de los y las intelectuales en la historia argentina y el concepto de intelectual orgánico. Jauretche fue un intelectual orgánico, alguien que no solo supo atender a las funciones “organizativas” en los procesos de producción de la hegemonía. No se trató de un intelectual que sólo comprendió las necesidades y las condiciones materiales de su clase o grupo social, sino que también participó activamente en la lucha por la conquista de derechos, del cambio social y político. Jauretche ejerció influencia dentro de su comunidad, colaboró con movimientos y partidos políticos que compartían sus ideales. Sus escritos fueron la base teórica de luchas de muchas generaciones, si. Creó teorías Sociológicas que aún hoy constituyen categorías de pensamiento válidas para analizar el presente, si, también. Pero además él mismo puso el cuerpo y participó de la vida política y cultural del país en distintas coyunturas clave de la historia del siglo XX: durante la ampliación democrática durante los gobiernos radicales (1916-1930), la reforma universitaria (1918), el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen (1930), momento en que salió a combatir contra el golpe armado, la restauración oligárquica (1930-1943), la formación de la doctrina peronista, los gobiernos peronistas (1946-1955), el Golpe de Estado de 1955, el exilio y el retorno del peronismo al gobierno (1973-1974), su rol como Director de Eudeba (1973) Ciertamente, la figura de Jauretche nos posibilita un acercamiento a la historia de las ideas en Argentina, a un intelectual que se animó a pensar por fuera de la caja, crear categorías nuevas de pensamiento y pensar en nacional. Jauretche no quiso ser encasillado, se negó a la cristalización de su pensamiento. Como militante de un movimiento nacional y popular fue leyendo e interpretando la realidad social, fue adaptando sus categorías de pensamiento y sus conceptualizaciones en base a la época que los circundaba y no al revés. Se alejó de intentos reduccionistas que adaptaban teorías foráneas haciéndolas encajar con la realidad de nuestro país. Pensaba en nacional, concepto por demás interesante para poder plantear en el aula. Ya que en la actualidad, los valores de no pocos adolescentes se ven trastocados por los parámetros y paradigmas del capitalismo neoliberal, por la riqueza y el mérito individual. Enseñar que existió una persona que se animó a decir “somos una argentina colonial queremos ser una argentina libre”, “no tengamos anteojeras ideológicas”, “hay que incorporar la civilización al país no incorporar el país a la civilización” o “nada grande se puede hacer con la tristeza”, quizás pueda sentar las bases de nuevas estructuras de pensamiento. Reflexiones finales Como conclusión, el mayor desafío para el abordaje de este tipo de contenidos en el aula es cómo proponer desde las Ciencias Sociales una mirada que observe, analice y comprenda a estos actores sociales desde sus claroscuros, matices, temores, contradicciones, ambigüedades y falencias. Una perspectiva que parta desde el presente pero que no olvide las diferencias culturales, políticas y de género existentes hace 70 años. Una mirada que problematice y que humanice a nuestros referentes culturales, pero que evite juzgar moralmente con la vara del presente. Si queremos despertar interés y empatía en nuestros y nuestras estudiantes, podemos tender puentes que ofrezcan la posibilidad de humanizar a estos exponentes que, si bien fueron excepcionales en muchos aspectos, también tuvieron miedos, incertidumbres y fragilidades. A medida que entronizamos a ciertas figuras, viejo resabio de la historiografía liberal y del entramado patriarcal, coartamos la posibilidad de que nuestros estudiantes avancen en un análisis propio y en una construcción identitaria que pueda acercarlos a estos referentes. Se trata de generar espacios de reflexión crítica y plural, que inviten a los estudiantes a imitar las cualidades que les resulten válidas, a animarse a participar y comprometerse con las causas sociales más sensibles y a oponerse a las que consideren injustas. Para este fin, una estrategia para trabajar en el aula podría estar relacionada a pensar cuales son las cualidades atribuidas a Jauretche que pueden continuar siendo valoradas hoy en día por nuestros estudiantes y cuáles no. ¿Qué piensan nuestros estudiantes sobre sus posicionamientos intelectuales y acciones políticas? ¿también lo piensan de esta manera? ¿A qué polémicas deberíamos estar asistiendo hoy en día? ¿Qué herramientas o qué categorías del pensamiento Jauretcheano podríamos utilizar para pensar nuestra realidad nacional? ¿Qué importancia tiene la alegría para la fortaleza de los pueblos? ¿Se puede gozar la vida desde la política? * La autora es profesora en Historia (I.S.P Joaquín V. González), Licenciada en Historia (Untref) y Maestranda en Historia (Unsam-Idaes)
|
|